martes, 5 de junio de 2012

Libres de decidir cuándo y cómo

Ahora hace 52 años que el profesor de Química Russell Marker descubrió en México un proceso químico que transformaba la sapogenina diosgenina en progesterona, naciendo así la posibilidad de desarrollar una sustancia sintética con actividades similares a la progesterona que pudiera administrarse por vía oral y que fuera capaz, en las dosis usadas, de interferir con el proceso cíclico de la ovulación y la fecundación.
  Los primeros resultados de las investigaciones permitieron preparar una píldora en 1955, que más tarde se comercializaría con el nombre de Enovid y que se convertiría en lo que hoy conocemos como la píldora anticonceptiva: una de las revoluciones para el mundo femenino que han permitido a las mujeres decidir cuándo tener hijos y cuántos tener, que ofrece el privilegio que hasta ahora solo habían tenido los hombres de poder mantener relaciones sexuales sin temer que eso pudiese significar un embarazo. 

  Más tarde, en 1957, la Food and Drug Administration de los Estados Unidos (FDA), que es el organismo que da los permisos para vender y usar productos farmacéuticos, aprobó el uso de Enovid usada como fármaco para regular la menstruación, y, tres años más tarde, en 1960, para ser vendida como anticonceptivo oral, dando inicio a una nueva época para la mujer, con la contrariedad de los conservadores religiosos, por ejemplo, entre otros grupos que se han manifestado en contra de los anticonceptivos orales al considerarlos un atentado contra la vida humana.
  Sin embargo, en 1961, solo un año tras la aprobación de la píldora como método anticonceptivo, la fundadora de Planned Parenthood y pionera de los derechos reproductivos, Margaret Sanger, fue arrestada por suministrarla a mujeres. Hasta 1965 la Corte Suprema de loa Estados Unidos no reconoció el derecho de las mujeres casadas a usarla, mientras que las mujeres solteras tuvieron que esperar hasta 1972 para poder tomarla.
  Alex Sanger, nieto de Margaret Sanger y presidente del International Planned Parenthood Council en Nueva York declaró que, precisamente, lo que más contribuyó al feminismo de la época fueron las denuncias que las mujeres hicieron sobre los efectos secundarios de la píldora: "Los efectos secundarios de la píldora de primera generación hicieron más por crear el feminismo moderno que la píldora misma. Las mujeres que experimentaban estos efectos secundarios graves lo hicieron público, se atrevieron a expresarse. Las mujeres de los 60 eran feministas nacientes, que dijeron 'Basta ya. No seremos tratadas como conejillos de indias, y que los médicos y científicos nos digan que es nuestra imaginación'. Fue realmente un momento de generación de conciencia. Las mujeres hablaron, admitieron que tomaban la píldora y admitieron que sostenían relaciones sexuales. Para las mujeres, hacer esto fue realmente sorprendente."
  Las consecuencias de este invento no se hicieron esperar: según Cecile Richards, presidenta de la Planned Parenthood Federation of America, "desde que la píldora fue aprobada por la FDA, ha cambiado radicalmente el acceso de las mujeres a la educación, al empleo y a tener una familia del tamaño que desean. Cambió por completo la capacidad de las mujeres de controlar su propio destino". Por otro lado, el doctor John Preston Parry, de la University of Wisconsin School of Medicine and Public Health, declaró que "ningún medicamente se ha acercado a la píldora anticonceptiva en términos de impacto social, político y médico. En cuanto a las oportunidades profesionales para las mujeres, ha tenido más impacto que ninguna otra cosa."
  Hoy, los recelos por los riesgos para la salud que pudiera conllevar la píldora se han reducido mucho con la demostración de algunos beneficios para la salud, como la reducción del cáncer de útero y de ovario, además del control de la natalidad. Los efectos secunarios más comunes son las naúseas, el aumento o la pérdida de peso y la existencia de periodos mesntruales dolorosos o que no ocurren. Los síntomas menos comunes son dolores de cabeza graves, dolores de pecho graves, tos con sangre, pérdida parcial o completa de la visión y depresión. También aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular en mujeres mayores de 35 años y fumadoras, con hipertensión, diabetes o colesterol alto, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU.
  En cuanto a la objeción de que la píldora "no es natural", el doctor Steven Goldstein, del Langone Medical Center de la NYU, en Nueva York, declaró lo siguiente: "los médicos han llegado a comprender que, en muchos sentidos, suprimir el ciclo ovárico con pastillas anticonceptivas es más natural que tener 500 ovulaciones en el transcurso de la vida. La naturaleza pretendía que las mujeres tuvieran menos ciclos al estar embarazadas gran parte del tiempo. (...) A la gente le preocupa que no sea natural. Uno deja de ser natural cuando no tiene ocho hijos a los que amamanta de 12 a 16 meses. En la naturaleza, no hay biberón ni fórmula."
  De cualquier manera, a pesar de los efectos secundarios o los riesgos que pueda conllevar, incluso para aquellas personas que, por un motivo u otro, prefieran no tomarla, es indudable el enorme avance que este invento supone para la liberación de la mujer, su acceso al trabajo y su desarrollo individual.






http://www.diariosalud.net/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=19369

http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75262010000400001

http://salutip.blogspot.com.es/2009/02/pildora-anticonceptiva-su-origen.html

http://www.portalpolitico.tv/content/2/module/news/op/displaystory/story_id/2452/format/html/

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